La lipoatrofia es la pérdida de tejido graso en la piel o en todo el cuerpo, conocida también como lipodistrofia. La lipoatrofia semicircular es un caso específico que se manifiesta con depresiones cutáneas por atrofia del tejido graso, principalmente en muslos y muñecas. Se han diagnosticado más de 900 casos desde 1995, asociándose inicialmente en Alemania en 1974. Los efectos son principalmente estéticos, con depresiones visibles en la piel, aunque algunos afectados reportan síntomas como pesadez de piernas y fatiga.
La enfermedad está relacionada con edificios tecnificados y equipados, manifestándose meses después de ocupar nuevos edificios o realizar reformas. La desaparición y reaparición de las lesiones están vinculadas a la permanencia en el edificio. Afecta mayormente a mujeres y alrededor del 30% de los usuarios de edificios tecnificados, especialmente a trabajadores con ordenador.
Las posibles causas incluyen microtraumatismos, problemas circulatorios, actividad muscular intensa, problemas posturales, calidad del aire interior, campos eléctricos y magnéticos, descargas eléctricas y interferencias electromagnéticas. La electricidad estática parece jugar un papel clave. Se han propuesto métodos de control como la puesta a tierra del mobiliario, minimización de interferencias electromagnéticas, control de la humedad, renovación de equipos y mejoras ergonómicas.
Aunque no existen normativas específicas, se mencionan referencias relacionadas, como un protocolo de actuación de la Generalitat de Catalunya y regulaciones sobre emisiones radioeléctricas a nivel nacional y europeo. El control del fenómeno debe adaptarse a las características de cada edificio, considerando factores de riesgo específicos. La lipoatrofia semicircular es un problema emergente que requiere estudios preventivos.
