El radón es un gas radiactivo y contaminante del aire interior que se infiltra con frecuencia en los edificios y viviendas. Presenta grandes riesgos para la salud de las personas. Es un cancerígeno potente y en EEUU se estima que es la segunda causa de muerte por cáncer de pulmón.
La Directiva de la UE 2013/59/Euratom reconoce estos riesgos y establece que los Estados miembros deberán establecer disposiciones legales, reglamentarias y administrativas para controlar dicho riesgo antes de febrero de 2018.
La Directiva Europea establece que la principal medida sea establecer un Plan de acción para el radón que incluya los siguientes aspectos:
- Vigilancia radiológica del lugar de trabajo: medir la concentración y la exposición a la que están los trabajadores.
- Niveles nacionales: establecer unos niveles de referencia para la concentración de radón en recintos cerrados.
- Expertos en protección radiológica: los expertos proporciones un asesoramiento a las empresas.
- Inspecciones: crear uno o varios sistemas de inspección e imponer tanto medidas de vigilancia como correctoras cuando sean necesarias.
- Eficiencia energética y calidad de aire: consideración de estos programas en recintos cerrados.